domingo, 27 de diciembre de 2015

Cristiandad

De Carlos Angulo Rivas, poeta peruano


UNA REFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE LA REALIDAD DE LAS FIESTAS NAVIDEÑAS.

Si Cristo despertara de aquel sueño prematuro
si viera su doctrina llena de elásticas distorsiones
si viera actuar a muchos de los adictos fieles
si viera la violencia ejercida en su nombre
renegaría a su papel de Hijo de Dios en la tierra.


Si Cristo despertara de aquel sueño prematuro
si viera ultrajantes tesoros reunidos en la prelatura
si viera los suntuosos inmuebles de las iglesias
si viera los trajes pastorales de finas sedas bordadas
renegaría a su papel de Hijo de Dios en la tierra.


Si Cristo despertara de aquel sueño prematuro
si viera las sortijas besadas en manos estiradas
si viera las sandalias cambiadas por zapatos de charol
si viera los ornamentos eclesiásticos, las intrigas del poder
renegaría a su papel de Hijo de Dios en la tierra.


Si Cristo despertara de aquel sueño prematuro
si viera el consumismo libertino por el día asignado a su natalicio
si viera a los de su origen liquidando inocentes apelando a Dios
si viera tierras asoladas por ser las prometidas del reino del Señor
renegaría a su papel de Hijo de Dios en la tierra.


Si Cristo despertara de aquel sueño prematuro
si viera los buenos deseos sólo en las tarjetas el papel
si viera la crueldad de los poderosos la indiferencia del resto
si viera la sangre regada por la avaricia subterránea
renegaría a su papel de Hijo de Dios en la tierra.


Si Cristo despertara de aquel sueño prematuro
si viera la utopía del cristianismo sepultada
si viera la solidaridad la fraternidad la paz de un solo día
si viera la frívola belleza del verbo transgredido
renegaría a su papel de Hijo de Dios en la tierra.


Mas, si viera el amor al prójimo asomarse
el ideal cristiano soñado aproximarse
Cristo gustosamente volvería a nacer
para ser CRUCIFICADO.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Digo que yo no soy un hombre puro


Por Nicolás Guillén 

Yo no voy a decirte que soy un hombre puro. 

Entre otras cosas
falta saber si es que lo puro existe.
O si es, pongamos, necesario.
O posible.
O si sabe bien. 


¿Acaso has tú probado el agua químicamente pura,
el agua de laboratorio,
sin un grano de tierra o de estiércol,
sin el pequeño excremento de un pájaro,
el agua hecha no más de oxígeno e hidrógeno?
¡Puah!, qué porquería.


Yo no te digo pues que soy un hombre puro,
yo no te digo eso, sino todo lo contrario.
Que amo (a las mujeres, naturalmente,
pues mi amor puede decir su nombre),
y me gusta comer carne de puerco con papas,
y garbanzos y chorizos, y
huevos, pollos, carneros, pavos,
pescados y mariscos,
y bebo ron y cerveza y aguardiente y vino,
y fornico (incluso con el estómago lleno). 


Soy impuro ¿qué quieres que te diga?
Completamente impuro.
Sin embargo,
creo que hay muchas cosas puras en el mundo
que no son más que pura mierda. 


Por ejemplo, la pureza del virgo nonagenario.
La pureza de los novios que se masturban
en vez de acostarse juntos en una posada.
La pureza de los colegios de internado, donde
abre sus flores de semen provisional
la fauna pederasta.
La pureza de los clérigos.
La pureza de los académicos.
La pureza de los gramáticos.
La pureza de los que aseguran
que hay que ser puros, puros, puros.


La pureza de los que nunca tuvieron blenorragia.
La pureza de la mujer que nunca lamió un glande.
La pureza del que nunca succionó un clítoris.
La pureza de la que nunca parió.
La pureza del que no engendró nunca.
La pureza del que se da golpes en el pecho, y
dice santo, santo, santo,
cuando es un diablo, diablo, diablo. 


En fin, la pureza
de quien no llegó a ser lo suficientemente impuro
para saber qué cosa es la pureza.


Punto, fecha y firma.
Así lo dejo escrito.

jueves, 3 de septiembre de 2015

INMIGRANTES


            Ricardo Luis Plaul

Foto EFE
Lejos de cualquier Dios,
encerrados en la tumba del sistema,
Hermes los guía en su barcaza
hacia el infierno de la esperanza.

Muros, alambradas, fusiles de indiferencia,
van preñando de odio tu mera existencia.
Te miro… te miran y no te ven, no
respiras, no vives, no deseas…

Un saco relleno con el estiércol del mundo
es la conciencia. Estabas muerto antes de llegar.

En el ajedrez del poder eras la ficha sacrificada,
ni siquiera una huella en el cementerio del recuerdo,
ni siquiera una cruz en el lamento de los justos.
Un niño sin nacer llora en el vientre de tu olvido.

29/08/2015